De Tlatelolco al Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares de la ONU
Punto de vista de Jorge Alberto López Lechuga
Jorge Alberto López Lechuga es oficial de investigación y comunicaciones de la Agencia para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL). Los puntos de vista expresados en este artículo no reflejan necesariamente los de la OPANAL ni sus estados miembros – editor.
MÉXICO (IDN) – el 2 de febrero, el Gobierno de los Estados Unidos publicó la Revisión de la Postura Nuclear de 2018 (NPR), que incluye la estrategia de incrementar el papel de las armas nucleares en la seguridad nacional. La NPR considera la necesidad de doblar el presupuesto militar desde un 3 % a un 6,4 % con el fin de modernizar el arsenal de los Estados Unidos. Esto supondría una inversión de 1 billón de dólares americanos a lo largo de los próximos 30 años. También afirma que ampliar “ahora las opciones nucleares flexibles de los Estados Unidos para incluir opciones de bajo rendimiento, es importante para preservar un poder disuasorio creíble frente a la agresión regional”, una estrategia que aumentará “el umbral nuclear”.
La NPR menciona que incluir armas nucleares de bajo rendimiento aumentará la capacidad de responder a un posible ataque – incluso uno que no fuese nuclear – y que “ayudará a garantizar que los posibles adversarios perciban que no supone una ventaja una escalada nuclear limitada, lo que hace que el empleo de armas nucleares sea menos probable”.
El problema es que, mientras la dependencia en armamentos de bajo rendimiento aumente, su impacto se percibirá como más “tolerable” y la probabilidad de que se usen armas nucleares aumentará. Aun así, las armas nucleares de bajo rendimiento son mucho más potentes que las utilizadas en 1945.
La NPR dice “las condiciones de la amenaza global han empeorado marcadamente desde la NPR más reciente”. Y añade que ahora existe una variedad “sin precedentes” y una “mezcla de amenazas”, incluidos: unas amenazas importantes convencionales, químicas, biológicas, nucleares, espaciales y cibernéticas y agentes no estatales violentos”. De acuerdo con el documento, estos desarrollos “han producido una incertidumbre y riesgo incrementados”, que son la razón por la que los Estados Unidos deben dar forma a su política y estrategia e iniciar el “sostenimiento” y la sustitución de sus fuerzas nucleares.
No es difícil de imaginar un mundo sin “incertidumbres”, pero es imposible lograrlo. De hecho, conseguir un mundo sin incertidumbres es menos realista que un mundo sin armas nucleares.
Si esas amenazas “sin precedentes” existen hoy, amenazas del siglo XXI, podría ser peor enfrentarlas dependiendo de estrategias del siglo XX, especialmente una estrategia que ponga en peligro a la humanidad. Si vivimos en un mundo con más amenazas e incertidumbres, las armas nucleares no deberían de estar en él. La mera existencia de estas armas, da igual quien las posea, es una amenaza a todos, incluso para los poseedores de las armas nucleares.
Entre las hipótesis de usar armas nucleares, los países que las poseen suelen mencionar la necesidad de usarlas si estuviera en juego la existencia del estado, generalmente frente a posibles ataques nucleares. La NPR incluye más escenarios, que harían que fuese más permisible el uso de armas nucleares.
Por supuesto, el problema no se limita al arsenal de los Estados Unidos. Hay 8 países más con armas nucleares y dado que el arsenal americano es probablemente el más poderoso, no hay ninguna garantía de que estos países no se vean animados a incrementar sus “opciones nucleares” en respuesta a la NPR de 2018.
La idea de que un mundo sin armas nucleares sea deseable pero irreal en este momento está todavía sobre nosotros. Sin embargo, algunos países piensan de forma diferente.
El 14 de febrero de 1967, hace 51 años, los países de América Latina y el Caribe se oponían a esta noción y, mediante el Tratado sobre Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco), estableció una prohibición de armas nucleares legalmente vinculante en su región. [El 14 de febrero de 2018 marcó el 51.er aniversario de la apertura para la firma del Tratado de Tlatelolco]
El modelo establecido por Tlatelolco (Zona libre de armas nucleares) tuvo tanto éxito que fue adoptado posteriormente por otras cuatro regiones: el Pacífico Sur (Tratado de Rarotonga); el Sureste Asiático (Tratado de Bangkok); África (Tratado de Pelindaba); Asia Central (Tratado sobre una Zona libre de Armas Nucleares de Asia Central) y Mongolia (la propia declaración del país de estado libre de armas nucleares ha sido reconocido internacionalmente a través de la adopción de la resolución 55/33S de la Asamblea General de la ONU. En este momento, hay 114 partes de estados y signatarios de tratados que establecen zonas libres de armas nucleares.
El 17 de julio de 2017, en las Naciones Unidas, 122 países adoptaron el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, abierto a todos los estados para su firma. El así llamado “Tratado de Prohibición” prohíbe, entre otras cosas, “desarrollar, probar, producir, fabricar, adquirir de otra manera, poseer, almacenar armas nucleares u otros aparatos nucleares explosivos”. Además, prohíbe el “uso o la amenaza de usar armas nucleares u otros aparatos explosivos nucleares”.
El tratado entrará en vigor cuando lo ratifiquen 50 países. Desde la apertura del Tratado para su firma el 20 de septiembre de 2017, cinco estados han ratificado el instrumento. Esto podría verse como negativo, pero recordemos que 122 países, el 63 % de los miembros de la ONU, votó a favor de su adopción. Por lo tanto, podríamos decir que una mayoría de los países piensan que se debe impulsar un mundo libre de armamento nuclear.
No es de sorprender que los poseedores de armamento nuclear y sus aliados se opongan al Tratado de Prohibición. Ellos afirman que el instrumento no será eficaz sin la participación de países con armas nucleares. Uno se pregunta si creen eso, ¿por qué se oponen al tratado con tanta pasión? Quizás son conscientes de que el Tratado contribuirá a la estigmatización de su principal instrumento de poder.
La NPR afirma que el Tratado de Prohibición “se alimenta de expectativas completamente irreales de la eliminación de arsenales nucleares sin la transformación previa del entorno de seguridad internacional”. El hecho de que se mencione incluso en la NPR reconoce su relevancia.
Los que respaldan el Tratado de Prohibición no están de acuerdo con la idea de que la eliminación de los arsenales nucleares precisen una “transformación previa del entorno de la seguridad internacional”. Por el contrario, creen que la eliminación de armas nucleares sería una “transformación” positiva de la seguridad internacional.
Es evidente que el Tratado de Prohibición no garantizará inmediatamente la eliminación de las armas nucleares; sin embargo, no es realista intentar lograr un mundo sin armas nucleares antes del establecimiento legal de su prohibición. Una normativa internacional sobre la prohibición de amas nucleares es un paso necesario “orientado a su completa eliminación”.
Deberíamos considera una lección del Tratado de Tlatelolco en palabras de Alfonso García Robles (ganador del Premio Nobel de la Paz de 1982), su principal negociador: “el sistema adoptado en el instrumento de América Latina prueba que, aunque ningún estado puede obligar a otro a unirse a dicha zona, tampoco puede evitar que otros que deseen hacerlo se adhieran a una ausencia total de armas nucleares dentro de sus propios territorios”. [IDN-InDepthNews – 17 de febrero de 2018]