Por Kairat Abdrakhmanov
El 29 de agosto se conmemoró el quinto Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. En aquella fecha de 1991, Kazajstán ejecutó el histórico cierre voluntario del centro de pruebas nucleares de Semipalatinsk, el segundo más grande del mundo.
Kazajstán, cuya independencia se concretó en diciembre de ese año, también renunció voluntariamente al cuarto mayor arsenal nuclear del mundo, con más de 110 misiles balísticos y 1.200 ojivas nucleares con la capacidad de llegar a cualquier punto del planeta.
Muchos creyeron en ese momento que tomamos esa decisión porque no poseíamos la capacidad ni la competencia para sostener un arsenal atómico de tal magnitud. No es verdad. Teníamos entonces, y aún tenemos, a los mejores expertos.
Para nosotros tenía que ver más con una cuestión de voluntad política de retirarnos de la lista de miembros del Club Nuclear, porque Kazajstán genuinamente creía en la inutilidad de los ensayos nucleares y las armas que pueden infligir consecuencias catastróficas inimaginables en los seres humanos y el ambiente.
Al cierre del centro de ensayos nucleares de Semipalatinsk le siguieron los de otros sitios de prueba importantes, como Nevada (Estados unidos), Nueva Zembla (Rusia), Lop Nor (China) y Mururoa (Polinesia Francesa).
Por lo tanto, a iniciativa de Kazajstán, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la resolución 64/35, el 2 de diciembre de 2009, que declara el 29 de agosto como el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares.
El secretario general Ban Ki-moon visitó la zona cero de Semipalatinsk en abril de 2010 y describió la medida que tomó el presidente kazajo como un acto audaz y sin precedentes, e instó a los líderes del mundo a seguir su ejemplo.
En palabras del presidente Nursultan Nazarbayev, quien tomó la histórica decisión del cierre de aquel polígono nuclear, este paso histórico hecho por nuestro pueblo, hace 23 años, tiene una gran importancia para la civilización, y su importancia no dejará de crecer en los próximos años y décadas.
Se reconoce hoy que el cese de las pruebas también conducirá a la abolición definitiva de las armas nucleares y de ahí la importancia de la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
Kazajstán fue uno de los primeros que firmó el tratado y ha sido un modelo de transformación de los beneficios obtenidos por la renuncia a las armas nucleares en desarrollo humano, especialmente en la fase posterior a 2015, con el énfasis puesto en el desarrollo sostenible.
Se reconoce internacionalmente que las zonas libres de armas nucleares sobre la base de acuerdos libremente concertados entre los Estados de la región en cuestión mejoran la paz y la seguridad mundial y regional, fortalecen el régimen de no proliferación nuclear y contribuyen a la consecución de los objetivos del desarme nuclear.
Sí, existen los trastornos políticos y habrá obstáculos, pero tenemos que seguir en búsqueda de la paz y la seguridad duraderas porque estos son los objetivos fundacionales de la ONU.
Cada año, la Primera Comisión y la Asamblea General de la ONU adoptan una serie de resoluciones, con el apoyo de una gran mayoría de los Estados miembros, que piden la eliminación de las armas nucleares y la aceleración de la aplicación de los compromisos de desarme nuclear.
Hay esfuerzos decididos y constantes de los Estados miembros, las diversas partes interesadas y la sociedad civil que abogan por una convención internacional contra las armas nucleares.[related_articles]
También vemos acciones dinámicas, sobre todo de la sociedad civil, que llaman la atención a las devastadoras dimensiones humanitarias del uso de las armas nucleares.
Las conferencias sobre el impacto humanitario de las armas nucleares, celebradas en marzo de 2013 en Oslo y en febrero de 2014 en Nayarit (México), le dieron un nuevo impulso a este nuevo rumbo del pensamiento. Esperamos llevar más lejos este celo en las deliberaciones de Viena, en diciembre de este año.
La comunidad internacional seguirá trabajando en todos los frentes y niveles para lograr el objetivo de un mundo libre de armas nucleares.
Los países poseedores de armas atómicas también reafirmaron el compromiso inequívoco de lograr la eliminación total de sus arsenales nucleares con miras al desarme, al que todos los Estados partes se comprometieron en virtud del artículo VI del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares.
Tengo la certeza de que la comunidad internacional, con el compromiso apasionado de la sociedad civil, continuará redoblando sus esfuerzos para alcanzar un mundo sin armas nucleares.
El embajador Kairat Abdrakhmanov es el representante permanente de la República de Kazajstán ante la ONU.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga