Por Katsuhiro Asagiri
TOKIO (IDN) – Casi 66 años han transcurrido desde que el acuerdo de armisticio llevó formalmente a “un cese completo de hostilidades” en la guerra de Corea. Un año más tarde, el primer ministro y ministro de relaciones exteriores chino, Zhou Enlai propuso un tratado de paz. Pero el Secretario de estado de los EE. UU., John Foster Dulles, se negó, dejando en el aire un acuerdo final de paz en la península coreana.
El armisticio firmado estableció la zona desmilitarizada (DMZ) de Corea, la nueva frontera de facto entre las dos naciones, puso en vigor un cese al fuego, y finalizó la repatriación de los prisioneros de guerra. La DMZ va cerca del paralelo 38 y ha separado a Corea del Norte de Corea del Sur desde que el acuerdo de armisticio fue firmado en 1953.
Un tratado de paz no era una prioridad en la agenda de la primera reunión cumbre entre el Presidente Donald Trump, de los EE. UU., y el líder norcoreano Kim Jong-Un en junio de 2018 en Singapur. Tampoco es probable que tenga un lugar privilegiado cuando Trump y Kim se reunan por segunda vez del 27 al 28 de febrero en Hanoi.
En vísperas de la cumbre de Hanoi, un coloquio en Tokio ha explorado las posibilidades de ‘Construir una paz estable en la península de Corea: convertir el armisticio en un acuerdo de paz permanente’.
Organizado por el Toda Peace Institute y por el Centro nacional para estudios de la paz y del conflicto de la Universidad de Otago, Nueva Zelandia, el Coloquio escuchó las perspectivas de Corea del Sur, Estados Unidos, China, Rusia y Japón sobre los pros y los contras de una declaración de paz entre Corea del Norte y Corea del Sur, sur y las modalidades para pasar a un acuerdo de paz permanente para reemplazar el acuerdo de armisticio.
Pero como lo revelaron las cinco diferentes perspectivas, será una tarea cuesta arriba marcar el comienzo de una era de paz estable en la península de Corea. Estados Unidos y Corea del Norte no están de acuerdo en los detalles que implica en práctica la desnuclearización de la península. Además, las políticas internas y externas de cada uno de los cinco países – Corea del Sur, Estados Unidos, China, Rusia y Japón – no parecen sincronizarse entre sí.
En este contexto, lo que dijo el líder norcoreano Kim Jong-un en su discurso de año nuevo asume una importancia particular. Pidió “negociaciones de múltiples partes” encaminadas a substituir el armisticio con un tratado de paz formal.
Esto se acercó al énfasis puesto por Chung-in Moon, asesor especial para asuntos exteriores y seguridad nacional del presidente de Corea del Sur (ROK), sobre la necesidad de fomentar la confianza entre los estados involucrados y abordar el problema nuclear. Declaró que los acuerdos importan sólo cuando se implementan. De hecho, propuso una cumbre con todos los países asiáticos involucrados y los Estados Unidos.
Joseph Y. Yun, un ex representante especial de Estados Unidos para la política sobre Corea del Norte, estaba convencido de que Corea del Norte no se desnuclearizaría a sí misma sin obtener garantías especiales de los Estados Unidos. “Lo suyo es un programa nuclear que han sufrido para construir” durante años, señaló. Yun abogó por una “estrategia sistemática” para un acuerdo de paz, desmantelamiento de armas nucleares y verificación
Yang Yiyu, miembro senior del Instituto de estudios internacionales de China (CIIS), advirtió que no se deben interpretar demasiado los acontecimientos en la península. Lo que parecían ser desarrollos positivos en 1991 y 1992 y entre 1994 y 2002, cuando Corea del Norte y Estados Unidos negociaron sobre 21 asuntos y alcanzaron un acuerdo sobre 17, fue seguido por una crisis.
Sin embargo, hay una percepción de “oportunidades históricas” en presencia de tres cumbres intercoreanas y una cumbre entre Corea del Norte y los Estados Unidos y Corea del Norte y China en el 2018. En el año 2019 habrá una cumbre Corea del Norte-Estados Unidos y más de una cumbre entre Corea del Norte y China y la Cumbre Intercoreana.
Lo que complica un tanto las cosas, señaló Yang, es que para Corea del Norte el problema prioritario es un Tratado de paz, pero para Estados Unidos es la desnuclearización. También destacó la necesidad de eliminar “totalmente la estructura del equilibrio de poder como la base para la paz”.
Georgy Toloraya, el director de programas sobre Corea en el Instituto de economía en la Academia rusa de ciencias y director ejecutivo del Comité nacional ruso de investigación en BRICS, pidió un “equilibrio de intereses”.
Recordó la propuesta rusa de dos puntos en el 2018: Congelar por congelar, lo que implica, por un lado, la suspensión de los ejercicios militares conjuntos entre Corea del sur y Estados Unidos, y por el otro la interrupción de pruebas nucleares por Corea del Norte; y, en segundo lugar, las negociaciones bilaterales hacia un “grupo de convenios y acuerdos” entre las dos Coreas.
Toloraya dijo que el acuerdo del armisticio de 1953, firmado por el teniente general William K. Harrison Jr., del ejército de EE. UU., actuando por la delegación del comando de las Naciones Unidas, y por el general Nam Il, de Corea del Norte, quien también representó a China – no podía ser la base de un régimen de paz, como lo sugería el tema del coloquio. Corea del Sur no lo firmó. Su único propósito era detener las hostilidades, además de algunos asuntos técnicos como el intercambio de prisioneros y demás. Indicaba que tres meses después debería celebrarse conferencia para resolver los asuntos políticos. La conferencia fracasó.
“Debemos construir la paz de acuerdo al sistema de la península de Corea, y, por supuesto, involucrar no a ambas Coreas sino también a Estados Unidos y a China, así como a Japón y a Rusia y a la comunidad internacional, porque este es un asunto global,” dijo Toloraya. “No se trata de algo bilateral ni regional, sino del problema global de la proliferación nuclear y del amor por la paz”.
Debería crearse algún tipo de fundamento jurídico para un régimen de paz, añadió, por ejemplo a través de una declaración multilateral “o de un tratado o algo así como una cumbre de 6 partes para Asia nororiental” – tal vez a través de las declaraciones de seis ministros de relaciones exteriores para iniciar el proceso , por ejemplo, en la periferia de la Asamblea General de la ONU en septiembre.
Según la opinión de Toloraya, un proceso multilateral es esencial – a través de un acuerdo multilateral o un conjunto de acuerdos bilaterales jurídicamente vinculantes entre las partes. Lo importante en su opinión es que debería existir algún tipo de mecanismo para monitorear cómo implementan las obligaciones contraídas.
Eventualmente podría convertirse en “un núcleo de sistema de seguridad y cooperación regional” que se extienda por toda la península de Corea y sus estados vecinos. “No sé si Corea del Norte se convertiría en un cohete económico, como lo dijo el Presidente Trump, pero con seguridad este país tiene un buen potencial”, dijo el experto ruso.
El teniente Noboru Yamaguchi (ret.), profesor en la Universidad Internacional de Japón, señaló brechas de percepción y prioridades distintas entre las partes involucradas. Pero el hecho que Corea del Norte recurra a las armas nucleares o a la proliferación de tecnología nuclear son ciertamente escenarios amenazantes, dijo.
Además, si Corea del Norte es aceptada como un Estado nuclear, esto tendrá un impacto negativo en el régimen del TNP (Tratado de no proliferación), el cual abandonó en 2003. Sería visto como un incentivo para que otros países se hagan también nucleares.
Si “más de 100” países descubren que Corea del Norte, un país cuyo PIB cápita es 1/20 del de de Corea del Sur, puede negociar con los Estados Unidos en igualdad de condiciones y obtener una recompensa por haber adquirido una ojiva nuclear que pueda llegar a los Estados Unidos, será un acicate para que otros estados no nucleares busquen vilverse nucleares. “Esto debe prevenirse”, añadió.
Explicando las diferencias en las percepciones de amenaza, Yamaguchi dijo, mientras que a Japón le parece peligroso un misil de medio alcance, para Corea del Sur, los misiles de corto alcance o incluso las piezas de artillería son lo suficientemente amenazantes. Por otra parte, los Estados Unidos pueden percibir un misil balístico intercontinental (ICBM) como un asunto más crítico, y esto podría desencadenar una guerra general.
Pero es necesario mirar más allá de las percepciones divergentes de la amenaza, dijo Yamaguchi, y estar preparados para el futuro si las cosas van en la dirección correcta. Por ejemplo, si Corea del Norte acepta el escenario perfecto de desnuclearización en forma pacífica, Japón y otros países deben estar preparados para dar incentivos tecnológicos y financieros para el crecimiento económico de ese país. [IDN-InDepthNews-20 de febrero de 2019]