Punto de vista de Ramesh Jaura
BERLIN | TOKYO (IDN) — Al igual que las Naciones Unidas, la organización budista mundial de base comunitaria Soka Gakkai International (SGI) es un faro de esperanza para un mundo envuelto en nubarrones de crisis sin precedentes. La SGI, una asociación internacional de la Soka Gakkai y una ONG con carácter consultivo ante el ECOSOC de las Naciones Unidas, cuenta con miembros en 192 países y territorios de todo el mundo.
El presidente de la SGI es Daisaku Ikeda, filósofo budista, pacifista y educador. Año tras año desde 1983, ha emitido una propuesta de paz, que explora la interrelación entre los conceptos budistas fundamentales y los diversos retos a los que se enfrenta la sociedad mundial en su empeño por lograr la paz y la seguridad humana. Además, también ha lanzado propuestas sobre temas como la reforma educativa, el medio ambiente, las Naciones Unidas y la abolición nuclear.
En su última 39.a propuesta de paz anual, titulada «Value Creation in a Time of Crisis» (Generar valor en tiempos de crisis), publicada el 26 de enero de 2021, en el marco del aniversario de la fundación de la SGI, el presidente Ikeda hace un llamamiento a una mayor cooperación mundial para abordar las cuestiones esenciales de nuestro tiempo: los fenómenos meteorológicos extremos que ponen de manifiesto el agravamiento del problema del cambio climático y la arremetida de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), que sigue amenazando la estabilidad social y económica en todo el mundo.
Por otra parte, las más de 13 400 armas nucleares de los actuales arsenales de nueve Estados con armas nucleares y 32 Estados que las respaldan constituyen una amenaza a la existencia. Su carga explosiva aumenta exponencialmente desde 1945, cuando las bombas atómicas arrasaron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
El presidente de la SGI recuerda que, en medio de la acelerada carrera armamentista nuclear de la Guerra Fría, Josei Toda (1900-1958), segundo presidente de la Soka Gakkai, hizo una declaración en septiembre de 1957 en la que pedía la abolición de las armas nucleares. «Partiendo de esta premisa, nuestra organización ha trabajado por la prohibición total de las armas nucleares y para que sea una norma que rija las relaciones internacionales», añade.
Con este fin, la SGI ha colaborado activamente con organizaciones como la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN). A la luz de esta historia, la concesión del Premio Nobel de la Paz 2017 y la entrada en vigor del TPNW (Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares) unos tres años después ha sido motivo de celebración sin parangón también para la SGI.
El Dr. Ikeda señala, con aparente satisfacción, que a pesar del continuo complejo de crisis, «no se ha detenido el progreso en los esfuerzos por construir una sociedad mundial comprometida con la paz y los valores humanos». Un ejemplo de progreso importante es la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW) el 22 de enero de 2021.
El Tratado dibuja un camino claro hacia la consecución del tan ansiado objetivo de la abolición de las armas nucleares, una cuestión que se abordó en la ONU en 1946, un año después de su fundación, en la primera resolución adoptada por la Asamblea General y que sigue pendiente desde entonces.
Todavía se tambalea por los efectos de la catastrófica pandemia
Pese a los avances en el frente de la TPNW, el mundo sigue tambaleándose por los efectos de la catastrófica pandemia. A fecha de 25 de enero de 2021, más de 99 millones de personas se habían infectado de COVID-19. De estas, más de 2,12 millones han fallecido. En poco más de un año, el número de víctimas mortales de la COVID-19 ha superado con creces el total de vidas que se han cobrado las catástrofes naturales a gran escala en las dos últimas décadas.
«Ni siquiera podemos llegar a comprender la profundidad del dolor que experimentan quienes han perdido a sus seres queridos de esta manera imprevista, el cual se ve agravado por la circunstancia de que, debido a las medidas para evitar la propagación del virus, muchas de las víctimas no han podido pasar sus últimos momentos con la familia a su lado», lamenta el Dr. Ikeda.
Destaca la debacle económica que supone la pandemia, que se calcula que amenaza el sustento de 1600 millones de personas, es decir, la mitad de la población activa mundial, y subraya la necesidad de promover iniciativas mundiales de protección social.
En su última propuesta anual para la paz, el líder de la SGI se centra en tres temas principales.
Fortalecimiento de la gobernanza mundial
El primero se refiere al fortalecimiento de la gobernanza mundial y el establecimiento de directrices mundiales para combatir las enfermedades infecciosas.
Ante la posibilidad de que aparezcan nuevas enfermedades infecciosas en el futuro, el presidente de la SGI pide que se convoque una reunión de alto nivel y que los gobiernos del mundo colaboren para adoptar directrices internacionales que regulen la respuesta a las pandemias.
El papel fundamental de los jóvenes
También aboga por una cumbre juvenil «posCOVID-19» para debatir qué tipo de mundo quieren ver los jóvenes tras la crisis actual. «Esta cumbre podría utilizar plataformas en línea, lo que permitiría la participación de muchos jóvenes de diversos orígenes», afirma el Dr. Ikeda.
En 2020, la ONU lanzó la iniciativa UN75, un ambicioso intento de escuchar las voces de la gente del mundo a través de encuestas y conversaciones. De las recomendaciones detalladas en el Informe UN75, el Dr. Ikeda destaca en especial la idea de establecer un consejo juvenil de la ONU con la función de comunicar al liderazgo de la ONU ideas y propuestas desarrolladas desde la perspectiva de los jóvenes.
El TPNW: un punto de inflexión en la historia de la humanidad
El segundo tema sobre el que el presidente de la SGI ofrece propuestas concretas es la prohibición y abolición de las armas nucleares.
«Eliminar el grave peligro que suponen estas armas ocupa un papel central en el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT)», que entró en vigor en 1970 y el TPNW que se convirtió en un acuerdo internacional jurídicamente vinculante el 22 de enero de 2021, explica.
«La entrada en vigor del TPNW marca el inicio de una era en la que la existencia continuada de armas nucleares en la Tierra se ha estipulado como inaceptable mediante un instrumento jurídicamente vinculante».
En su opinión, la atención se centra ahora en la primera reunión de los Estados Partes del TPNW. Dado que cualquier Estado es bienvenido a asistir, uno de los aspectos principales será la forma de implicar en las deliberaciones al mayor número posible de Estados con armas nucleares y que dependen de ellas.
El papel especial de Japón
«Como el único país del mundo que ha sufrido un ataque nuclear en tiempos de guerra, Japón debería allanar el camino a los Estados dependientes de la energía nuclear anunciando su intención de participar en la primera reunión de los Estados Partes del TPNW y de participar de forma proactiva en los debates», destaca el Dr. Ikeda.
«Sobre esta base, Japón debería aspirar a la ratificación en breve. A la luz de su historia y del espíritu latente del Tratado, no cabe duda de que proteger el derecho a la vida de todos los pueblos con los que compartimos el planeta y garantizar la supervivencia de las generaciones venideras, puede enviar un poderoso mensaje al mundo. De esta manera, Japón puede hacer una contribución importante para asegurar que las conversaciones obtengan un resultado constructivo».
Los ODS y las armas nucleares
Además, el presidente de la SGI propone un foro para examinar la relación entre las armas nucleares y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la primera reunión de los Estados Partes. La cuestión de las armas nucleares y los ODS puede, por tanto, posicionarse como un tema que concierne a todos los estados yservir como impulso para implicar a tantos estados nucleares y dependientes de armas nucleares como sea posible.
El auténtico significado de la seguridad a la luz del cambio climático y las crisis de la COVID-19
Asimismo, quiere que, en la Conferencia de Revisión del TNP, prevista para agosto de este año, se analice el verdadero significado de la seguridad a la luz de crisis como el cambio climático y la pandemia. El documento final, añade, debería incluir un compromiso de no utilización de armas nucleares y un compromiso de bloquear todo el desarrollo de armas nucleares en el período previo a la Conferencia de Revisión de 2025.
El presidente de la SGI sostiene que el TPNW abre una vía para que cualquier Estado con armas nucleares pase a ser Estado Parte presentando un plan para eliminar su programa de armas nucleares. Esta participación de los Estados con armas nucleares y dependientes de las mismas en el TPNW podría facilitarse en el marco del régimen del TNP mediante el inicio de negociaciones multilaterales sobre el desarme nuclear respaldadas por compromisos de no utilización y el bloqueo del desarrollo de armas nucleares. Pide que se realicen esfuerzos por vincular el funcionamiento de estos dos tratados de manera que nos encaminen hacia el fin de la era nuclear.
Reconstruir la vida en un mundo posCOVID
El tercer tema sobre el que el Dr. Ikeda ofrece propuestas es la reconstrucción de las economías y vidas alteradas por la emergencia de la COVID-19.
Tal y como han subrayado las Naciones Unidas en repetidas ocasiones, la magnitud de la crisis económica de COVID-19 ha sumido a muchos millones de personas en un descalabro económico. Ello ha puesto de manifiesto la urgencia de reforzar el acceso a los sistemas de protección social, un objetivo que también apoyan los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), compuesta por 37 países.
«Espero que los miembros de la OCDE dirijan los esfuerzos para alcanzar todas las metas de los ODS relacionadas con la garantía de las medidas de protección social universal. También espero que trabajen juntos para establecer y aplicar normas políticas mundiales para reconstruir las economías y los medios de subsistencia asolados por la crisis de la COVID-19», afirma el Dr. Ikeda.
Transición hacia una economía verde
Una de las direcciones que se pueden tomar, añade, es el desarrollo de nuevos sectores y la creación de oportunidades de empleo a través de la transición hacia una economía verde, reduciendo el gasto militar y destinando los recursos ahorrados a reforzar los sistemas de protección social.
Resiliencia social
Por otro lado, el presidente de la SGI apunta que los miembros de la OCDE desempeñan un papel importante en la aplicación de políticas ambiciosas que mejoren la resiliencia social. «Vivimos en una época en la que debemos adoptar un “enfoque multipeligro” global y simultáneo ante las amenazas y las dificultades, con una clara comprensión de la naturaleza sistémica del riesgo, como propugna la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres».
El Dr. Ikeda asegura que, recurriendo a la red de relaciones de colaboración que la organización budista ha desarrollado hasta la fecha, como parte de la sociedad civil, «se compromete de todo corazón a trabajar de cara a 2030 con personas y organizaciones afines para acelerar la consecución de los ODS y lograr una sociedad mundial de paz y valores humanos».
La 39.ª propuesta para la paz, al igual que sus anteriores sugerencias, es sumamente exhaustiva y no solo se basa en la filosofía del budismo de Nichiren, sino también en la cultura de la paz y en los sabios y diversos encuentros que el autor ha mantenido a lo largo de los años con filósofos y dirigentes gubernamentales y religiosos de todo el mundo. [IDN-InDepthNews, 18 de febrero de 2021]
Foto: presidente de la SGI, Daisaku Ikeda. Crédito: Seikyo Shimbun